Carlos Alberto Treviño Medina, exdirector de Petróleos Mexicanos entre 2017 y 2018, fue detenido en Texas, Estados Unidos, y será deportado a México para enfrentar acusaciones de corrupción y lavado de dinero relacionadas con el caso Odebrecht. Según la Fiscalía General de la República, habría recibido un soborno de cuatro millones de pesos para favorecer contratos con una filial de la constructora brasileña.
Durante años, este caso permaneció en el aire. En 2021, Treviño no se presentó a una audiencia judicial y salió del país rumbo a Texas. Aunque se emitió una ficha roja de Interpol, esta fue cancelada en 2023 por supuestas irregularidades. Su captura reciente, derivada aparentemente de una irregularidad migratoria, demuestra que incluso cuando parece que los procesos se detienen, siempre puede surgir un momento para que avancen.
Más allá de los nombres y cifras, este hecho abre una conversación necesaria: la justicia no solo se trata de castigar, sino de cambiar. Cada vez que un caso de presunta corrupción llega a los tribunales, no es únicamente para buscar culpables, sino para dar pasos hacia un sistema más transparente, donde los recursos públicos sirvan para lo que fueron destinados y la confianza ciudadana pueda reconstruirse.
La detención de Treviño no es solo una noticia judicial; es un recordatorio de que ningún cargo ni frontera son garantía de impunidad. También es una oportunidad para que nuestras instituciones demuestren que pueden actuar con imparcialidad, y para que como sociedad mantengamos viva la exigencia de honestidad y rendición de cuentas.
Desde Buen Día Chihuahua, creemos que la verdad, por más tarde que llegue, siempre es un paso hacia adelante. Cada avance hacia la justicia es también un avance hacia un México mas justo