La tragedia volvió a tocar a la Franja de Gaza este jueves. En medio de un nuevo estallido de violencia, al menos 81 personas perdieron la vida. Son cifras que duelen, que desgarran. Pero también son cifras que invitan a mirar más allá de los números, hacia las personas, hacia sus historias, sus sueños, sus luchas por sobrevivir.
En medio del dolor, ocurren milagros cotidianos. Equipos médicos que trabajan sin descanso para salvar vidas. Niños que, aun rodeados de escombros, juegan con una pelota hecha de trapo. Mujeres que reparten pan recién horneado en medio de la guerra. Gestos pequeños, pero que gritan al mundo que aún hay humanidad.
Y esa humanidad brilla más fuerte que cualquier bombardeo. Porque por cada bala, hay una oración. Por cada herida, hay una venda. Por cada derrumbe, hay una mano que ayuda. La comunidad internacional vuelve a poner los ojos en Gaza, no solo con preocupación, sino con el firme deseo de que la paz deje de ser un sueño lejano.
Gaza hoy nos recuerda algo inmenso: el amor resiste. La vida insiste. Y aunque parezca que el mundo se desmorona, siempre hay quienes deciden sostenerlo con sus brazos.
Desde Buen Día Chihuahua, creemos que el amor siempre encuentra la forma de florecer, incluso en los desiertos más oscuros. Mientras exista alguien dispuesto a cuidar, sanar y creer, la esperanza nunca se pierde.